Cada consejo que te dan y no oyes, cada pauta equivocada de forma inconsciente, cada señal del destino vista de forma caleidoscópica.... Cada uno de los aprendizajes adquiridos. Ninguno es visto por los ciegos inconscientes.
Abres los ojos y ves, escuchas como nunca cada palabra dicha, te fijas en todo lo que acontece a tu alrededor. De que sirve, si la lentitud con la que adquieres los reflejos necesarios no es la que desearías.
Cambias paulatinamente los despojos de tu personalidad, creciendo a tu ritmo, sin saber que por más que hagas siempre habrá errores que la vida aún no te enseñó a corregir.
Siempre es lo mismo, así que por qué dejarse llevar por un río de lágrimas y un estado de ansiedad si eso no te ayuda a salir adelante.
Lo más difícil que encuentro es el autocontrol, no dejarse llevar por los sentimientos más fuertes así como así.
Me parece muy costoso el hecho de controlar tu yo más profundo, el irracional.
Es duro no poder demostrar algo que sabes que te calma en el momento preciso.
Cada día es un principio que tiene un fin, cada segundo, minuto, hora....
Ando aprendiendo a vivir el día a día sin pensar mucho mas allá en las consecuencias que tendrá lo que yo haga, sin dejar de ser previsora y responsable, pues no es lo mismo.
Nada puede detener tu ritmo, tu convicción. Puedes controlar tu actitud frente a la vida, sea como sea y pase lo que pase, siendo consciente de ello.
No basta con saberlo, hay que asimilarlo, aplicarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario